domingo, 7 de marzo de 2010

Entrada sin título

A veces, como ahora, las palabras me resultan inútiles.

No son capaces de caracterizar, ni remotamente, los sentimientos que descocen mi interior. Pero me enfrento a la paradoja de no contar con nada más en mi batalla.

Te odio cuando eres un recuerdo aquí y la realidad en otro lugar.

jueves, 4 de marzo de 2010


Tu recuerdo es cobarde: ataca cuando menos lo espero y por la espalda.

Quisiera recorrer todas las calles del mundo en tus zapatos.

lunes, 1 de marzo de 2010

Retorno

La vida, en más de un sentido, es un eterno retorno. Un constante mirar atrás para buscar, y casi nunca encontrar, significado a nuestro presente.

A veces pienso que la vida auténtica se reduce a algunos momentos. El resto, es sólo una recreación de lo que ya hemos vivido.

Hoy, quiero regresar a éste, mi espacio.

viernes, 15 de enero de 2010

Canción

A veces, es tiempo de apagar nuestro cerebro para descansar de las complejas interpretaciones de la realidad. En estas situaciones, encuentro un sucedaneo, mucho más simple y efectivo que mis reflexiones, en la música.

La canción del día va para Jason Mraz y su machaqueo en I won't hesitate no more, it cannot wait...

sábado, 2 de enero de 2010

A propósito de un Madrid frio y lluvioso




En la noche, el vacío se torna presencia. El silencio reclama tu voz que escucho, susurrando lo que ya no me dice más, al otro lado de la habitación.

Invento excusas para causar la recriminación que sé no vendrá ahora pero con la cual te conjuro inútilmente.

Mi esperanza, que yo sea también un vacío. No para ellos, sino para ti.

Abjuración de algunos tiempos verbales



Conjugarte y conjugarme en nosotros, y luego, repentinamente (¿repentinamente?), volver a nuestras individualidades marcadas, es, para mí, de una tristeza tan absoluta como la de saberse pertenecer a lo que no está, o peor, aun, a lo que quizá ya no existe.

viernes, 1 de enero de 2010

La ajenidad





Aquí, no calzo.

Quedo grande o pequeño, según se mire. Extraño la sutilidad cómo me engranabas al mundo al que no quería pertenecer. A veces lo lograbas y otras tantas -la mayoría- no. Siempre, sin embargo, triunfabas.